jueves, 5 de mayo de 2016

Jonathan Orozco, gracias.

Qué triste acostumbrarse a ser criticada y que te importe cada vez menos. Respirar.

Es triste sentir poco reconocimiento, pensar que quizás no lo mereces. Resignación.

Que luches contra gigantes y cabezudos por los tuyos. Desgaste.

Que lo importante no sea suficiente para los que una vez no tuvieron ni lo irrelevante. Injusticia.

Que por mucho que hagas al precio más alto, se queden con lo poco, a precio de saldo.

Y días como hoy me harán saber, que todo esto, merece la pena. Que todo es por algo.

Hoy me has sorprendido. Jonathan Orozco me has hecho el regalo más grande envuelto en el papel más bonito que un mánager pueda soñar.

Quizás sea la influencia de tus tres mujeres, de las que presumes con orgullo. Del amor que te procesan. De María José, de Aroa o Sheila. De tu nobleza.

Puede ser tu honestidad, tu necesidad de ser mejor.

Ser mejor no se puede. No se compran ni forman los valores. Los tienes.

Para ser grande debes ser generoso, humilde, pasar a ser el último para posicionar a otros los primeros. Tú que das paso... Adelante compañero!

Estoy acostumbrada a estar en la posición que hoy ocupas. En la de agradecer, reconocer, ejemplarizar, sorprender..

Hablaré a los míos de tus palabras, no por vanidad sino felicidad. Cuanto bien me has hecho!!

Es la primera vez en doce años que me siento recompensada. Gracias por darme esta paz. Lo necesitaba.

Hoy he llorado de alegría y gratitud. Benditas lágrimas y bendito seas tú.

Me admiras? No. Te admiro.
Soy ejemplo? No. Eres mi ejemplo.

Jonathan, gracias.